En 1968 surgió un icono de la modernidad en aquella época, un vehículo que se convirtió en un medio de transporte indispensable y omnipresente en las carreteras junto al 600.  En realidad sus orígenes son anteriores, en 1953 la fábrica española Moto Vespa SA abierta por el italiano Enrico Piaggio creó la primera Vespa de 125cc. Aunque fuera un vehículo muy deseado en España sinónimo de modernidad en los años 60 bajaron las ventas porque eran caras y su mantenimiento resultaba muy costoso.

Por esa misma razón en 1968 se creó la Vespino, fabricada totalmente en España. Ese híbrido entre ciclomotor y bicicleta que permitía ahorrar combustible si te atrevías a pedalear (sobretodo cuesta abajo) se convirtió en un icono de la época para la juventud rebelde y se alzó como un sinónimo de felicidad y libertad.

En aquella época su uso era casi exclusivo de los adolescentes y era difícil y chocante ver a un adulto con una de ellas. Los jóvenes que las tenían las utilizaban para vacilar en el “insti”, se trucaban para que corrieran más y ni se planteaban ponerse el casco ya que no era obligatorio y se perdía todo el “sex appeal”. 

Era un vehículo muy fácil de manejar, casi como un bicicleta. Además como estaba fabricada 100% en España se podían conseguir recambios fácilmente y era un modelo muy asequible. Todas estas razones hicieron que la Vespino se convirtiera en un super ventas de aquella época.

Desde entonces la Vespino ha evolucionado desde el modelo L de 1968 hasta el F-18 de 1999. También se crearon versiones específicas para Correos y Telepizza. En el año 2000 la empresa Piaggio descatalogó la moto y cerró la fábrica en Madrid, pero aún quedan numerosas motocicletas por las ciudades españolas que cuando los más jóvenes la ven dudan de si es una bicicleta.