En ocasiones nuestros limpias no funcionan del todo bien pero ahí siguen aguantando… Las decisiones que tomamos al volante son ocasionadas en su mayoría por una buena visibilidad y en este aspecto son muy importantes, si no están en buenas condiciones cuando los necesitamos acabamos teniendo una mala visibilidad por tanto una peor conducción. A la pregunta de cuándo cambiar no hay un momento exacto pero si varios aspectos que hay que tener en cuenta para decidir si debo cambiarlos o no.

Aunque no lo sepas los limpias tienen una fecha de caducidad que deberíamos tener en cuenta para poner otros nuevos, sino pierden flexibilidad y por ello ya no se adaptan a la forma del cristal y limpian mucho peor. Además pueden crear una fina capa de goma ocasionada por el desgaste y el tiempo que hacen que desarrollen peor su tarea. Otra consecuencia posible es que creen una curva y por tanto no este en contacto con el cristal y no limpie correctamente.

También debes tener cuidado con el sol, en el levante el sol es contínuo todo el año y si lo aparcas en la calle tienes muchas posibilidades de que se queme y endurezcqa la goma, esto puede ocasionar que no se adapte bien a la forma del cristal y que lo ralle. Las temperaturas frías, como heladas, también puede dañar los limpiaparabrisas haciendo que se endurezcan y produzcan grietas con lo que ello conlleva para desempeñar su función.

Como último factor sería el uso; si trabajan duro, tienen que limpiar insectos que impactan contra el cristal o incluso algún excremento de algún pajarillo puede que esto produzca que pierda su borde especialmente pensado para una limpieza óptima; el resultado será que deje el agua en el cristal y disminuya la visibilidad al conducir.

Por tanto, cuida tus limpiaparabrisas porque son importantes para la seguridad al volante e intenta evitar factores que los estropean en la medida de lo posible.