Los vemos a diario desde que nacemos y tenemos los colores interiorizados, pero alguna vez te has planteado ¿por qué los semáforos tienen ese color? Aunque parezca que siempre han estado ahí, alguien los inventó en un momento de nuestra historia, ¿se eligieron esos colores por alguna razón en especial o tan solo los escogieron al azar?

Cómo te habrás imaginado, sí que tiene alguna razón. Para ello hay que explicar su invención en el siglo XIX, hace más de 100 años. Se inventaron para el ferrocarril y en vez de una luz eléctrica era un candil de gas. Los colores eran rojo para parar y verde para tener precaución, más tarde se añadiría el blanco para seguir adelante.

Más adelante a principios del s. XX se añadió a las carreteras estadounidenses, el color rojo se dejó tal cual ya que en la mayoría de las culturas se asocia al peligro y a la sangre y además es un color más visible a larga distancia por lo que era el ideal para indicar peligro, es decir, obligatorio detenerse.

El verde sin embargo cambió su significado totalmente, el verde aunque menos visible que el rojo también tiene una amplia longitud de onda por lo que se ve en la lejanía por lo que es un color que llama la atención. Cuando indicaba precaución en el ferrocarril hubo accidentes porque algunos conductores tardaban en frenar y otros confundían el color con el blanco, por lo que lo cambiaron a su significado actual: pasar sin problema.

El amarillo o ámbar antes de que existieran los semáforos en ocasiones se utilizaba en señales de tráfico con obligación de parar y es un color muy cercano al rojo que también se diferencia a largas distancias por lo que fue una transición muy natural. En 1920 en Detroit se instaló el primer semáforo con luz ámbar indicando precaución.